¿Por qué siempre a mí? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Por qué siempre tengo mala suerte?
Por cualquier razón, ya sea una circunstancia externa o una situación concreta de vida, muchas personas muestran su descontento o disgusto en forma de quejas, culpas, justificaciones… Quejarse es un hábito y casi un estilo de vida que tiene el poder de dominar nuestro entorno y todo lo que nos sucede. Si tenemos la costumbre de quejarnos por todo, solemos permanecer en ese estado casi todo el tiempo. Quejarse es adictivo.
Aprenderemos juntos a cambiar estos patrones de comportamiento para enfocarnos hacia una mejor versión de nosotros mismos y responsabilizarnos de todo cuanto nos sucede.

Pero… ¿Por qué nos quejamos tanto?
Una persona que normalmente se queja en cualquier situación es aquella que tiene una visión distorsionada de sí misma en su entorno, no suele observarse de manera objetiva, y además, analiza detalladamente todo cuanto le rodea desde una mente obstruida por el ego y la inconsciente necesidad de sentirse mártir. Y es que una persona que está acostumbrada a quejarse, es víctima de todo lo que le rodea, vive a expensas de lo que le ofrece la vida con cada una de sus circunstancias. Y por consiguiente, reacciona ante la vida, no actúa de manera consciente, no es la dueña real de su vida.
Cuando nos quejamos es porque nos sentimos víctimas de factores externos del que carecemos de control, y que lo responsabilizamos como la causa de nuestra incomodidad.
Una persona víctima siempre va a dotar de responsabilidad a una situación, una circunstancia y un factor externo, pero nunca va a asumir que esa situación, circunstancia o factor externo es creado por ella misma.
Somos víctimas de nuestra propia queja, de nada más, y es la que nos está limitando SER.
Observa cómo funcionamos:
Te despiertas con el tiempo justo para ir al trabajo, te aseas rápidamente, desayunas y te montas en el coche. Durante el camino te topas con un coche torpe y lento que frena tu velocidad, entonces te enfureces. Le insultas porque vas a llegar tarde a trabajar, incluso le miras mal cuando por fin le adelantas. Ya empiezas el día con mal humor. Le comentas a tu jefe que has tenido mucho tráfico y tu jefe se enfada contigo mientras recuerdas aquel coche tan torpe que te impedía adelantarle y que fue el motivo de tu demora…
Si analizas la situación del sujeto desde otras perspectivas, llegas a la conclusión de que si ha llegado tarde al trabajo fue porque principalmente se despertó con el tiempo justo. Entonces, ¿en quién recae la responsabilidad de haber llegado tarde? ¿El responsable ha sido aquel conductor torpe que se demoró en cederte paso o uno mismo por haberse levantado tarde y en consecuencia haber cogido tráfico?
Enfócalo ahora desde el punto de vista del conductor torpe que ha sido insultado.
Conduces cómodamente hacia tu trabajo, como te has levantado temprano y todo ha ido rodado, circulas sin prisa dentro de los límites de velocidad marcado. Observas por el retrovisor un coche que se acerca velozmente y en seguida se coloca a escasos metros de la parte trasera de tu coche. Miras hacia los lados y cuando ves la oportunidad, te apartas para dejarle pasar. En el preciso momento que empieza a adelantarte cruzas una mirada con un conductor furioso que te grita y toca el claxon como un energúmeno.
En esta situación tienes dos opciones de conducta:
- [REACCIÓN VÍCTIMA] Como el conductor te ha insultado de manera violenta, te sientes víctima de una injusticia ya que en ningún momento le has faltado al respeto y le has dejado espacio para adelantarte en cuanto has tenido oportunidad. Así que, aunque ya te ha adelantado y es posible que ni te vea, igualmente le devuelves muy cabreado el insulto. Entonces, también comienzas el día con mal humor, que más tarde, lo pagarás con un compañero u otro conductor que se interponga en tu camino. Además de eso, cuando regresas a casa y charlas con tu familia, te quejas de lo mal que conduce la gente y la poca educación que tiene al volante.
- [CONSCIENCIA RESPONSABLE] Comprendes que, por cualquier causa que desconoces, el conductor con prisa ha reaccionado de una manera intolerante y que su reacción proviene desde su inconsciencia. Tal vez vaya tarde al trabajo, o quizá vaya hacia el hospital porque su mujer esté a punto de dar a luz… Sea lo que fuere, no escuchas los insultos, o mejor dicho, no permites que entren por tus oídos. Permites que tu día siga con buen pie.
Este ejemplo llévalo a cualquier situación en cualquier otro contexto, el resultado siempre es el mismo. Para cualquier circunstancia siempre tienes dos maneras de responder. O reaccionas de manera victimista, o actúas de manera responsable.
El profesor nos ha suspendido injustamente, pero en realidad no nos hemos preparado el examen lo suficientemente bien como para sacar buena nota. ¿Comprendes? Es más fácil culpabilizar hacia fuera, pero siempre vas a ser víctima de los acontecimientos. Si lo dejas todo en manos de los demás, ¿de qué manera vas a cambiar tu vida?
Si tomas las riendas de la responsabilidad, serás dueño de tus circunstancias y podrás modificarlas. Si decides continuar por el camino de las quejas y las excusas, siempre serás esclavo de tus circunstancias.
ASUME RESPONSABILIDADES Y NO DEPENDERÁS DE NADA EXTERNO.
En última instancia, aun cuando consideres que se ha cometido una injusticia sobre ti, tienes la responsabilidad última de cómo decides que te afecte. Por lo tanto, siempre somos responsables de todo cuanto nos rodea.
No te pierdas la próxima publicación, aprenderemos a cambiar de un mentalidad victimista hacia una conciencia responsable para empezar a tomar verdaderamente las riendas de nuestra vida y no dejar que ningún factor nos afecte a la hora de perseguir nuestras metas.
Suscríbete al blog para que te recuerde la próxima entrada.
Con cariño,
Capitán Quirós.
VIBRA ALTO. CAMBIA EL MUNDO.
Durante años mi trabajo ha estado centrado en administrar quejas. Y he aprendido que la queda es un hábito arraigado en algunas personas, es algo evidente. POr lo general la queja es una manera de externalizar cualquier tipo de responsabilidad. Quejarse es más fácil que hacerse cargo de los problemas.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Totalmente de acuerdo, Percy. Gracias por tu comentario, te envío un saludo con afecto.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Reblogueó esto en Si quieres conocerme, mírame a los ojos.
Me gustaMe gusta